Más allá de la elección: Mi vida como conservadora y restauradora
El lienzo de mi destino: Cómo elegí la carrera de Conservación y Restauración
A modo de journaling
La mente es frágil, y esto es una de las razones que me motivaron a escribir y dejar plasmados en esta nota los recuerdos de cuando elegí qué carrera estudiar. Es sorprendente pensar que, unos meses antes del examen de admisión a la universidad, desconocía completamente la carrera de Conservación y Restauración. Fue solo por curiosidad, motivada por la recomendación de un profesor, que investigué el plan de estudios en la web. Quedé fascinada por la dualidad entre el arte y la ciencia que esta carrera ofrecía.
Aunque durante toda mi niñez y adolescencia me sentí atraída por las matemáticas, siempre existió en mi interior una pasión por la pintura, una herencia de mi padre, un artista autodidacta. Al descubrir los diversos talleres de arte y laboratorios que la carrera ofrecía, no pensé en hacer un estudio de mercado ni en si sería rentable. Simplemente, me embarqué en una aventura que comenzó con innumerables aprendizajes y que, sin darme cuenta, organizó muchos de mis gustos y habilidades, convirtiéndose no solo en mi carrera, sino también en mi pasión.
Fuente: Memoria de Gestión 2019-2022 p. 168-169.
Con el tiempo, comprendí que la Conservación y Restauración es una disciplina increíblemente versátil. Utilizamos herramientas e instrumentos propios de la medicina, desarrollamos la destreza manual de un artista y cultivamos la curiosidad de un investigador para identificar problemas y detener el deterioro de piezas que forman parte de nuestro patrimonio cultural. Este campo abarca desde objetos con un valor sentimental para una persona hasta piezas de gran importancia para la sociedad. La preservación de la historia materializada en objetos o manifestaciones culturales es una tarea que nos define como individuos y como sociedad.
En Perú, pocas universidades imparten la carrera de Conservación y Restauración, pero una de las más emblemáticas e históricas decidió oficializarla. Como parte de las primeras promociones, enfrentamos muchos desafíos y, ahora, veo con cariño y nostalgia esas anécdotas de la vida universitaria. Sin embargo, como ocurre en muchas otras profesiones, al salir de la universidad uno nunca deja de aprender.
El desarrollo del trabajo en el sector público y privado presenta desafíos para los cuales la universidad no siempre nos prepara. A veces imaginamos que todo será como en los museos de Europa, pero con el tiempo entendemos que debemos adaptarnos a innumerables situaciones en nuestro espacio laboral. Nos enfrentamos a limitaciones en cuanto a materiales, al tiempo que siempre nos apremia, y también llegamos a la conclusión de que, incluso en Europa, siempre existen necesidades y áreas que mejorar y actualizar.
Tener el privilegio de trabajar en lugares poco accesibles, a los que como simple visitante no podría acceder, me permite palpar la historia y sentir la energía de las personas del pasado que dejaron un legado histórico. Esto siempre lo veo como una oportunidad única.
Tal como cuando visitamos al médico y nos prescribe diferentes tratamientos, en la Conservación y Restauración debemos preguntarnos: ¿Qué debemos conservar? ¿Qué debemos restaurar? Con esta nota, quiero preservar mis innumerables cuestionamientos y pensamientos actuales sobre el tema, ya que en unos años estos criterios podrán cambiar. En esta era digital, donde podemos documentar desde diversas perspectivas interdisciplinarias, es interesante conservar para redescubrir algo que el tiempo intenta hacernos olvidar.
Por eso, este espacio estará destinado a compartir curiosidades y conocimientos sobre la conservación y restauración. No es necesario ser un especialista para comprender el valor detrás del trabajo de un conservador y cómo se restauran y reviven los objetos que interviene. Juntos, podemos apreciar más profundamente el valor de nuestra herencia cultural y el esfuerzo que implica preservarla.
¡Una reflexión para ti!
Espero que al compartir mi experiencia personal, algunos se sientan identificados o, al menos, intrigados por la disciplina de Conservación y Restauración. La elección de una carrera es un proceso lleno de incertidumbre y descubrimientos, y es importante reflexionar sobre cómo nuestras decisiones y pasiones nos formaron. ¿Cuántos de ustedes han descubierto una vocación por pura casualidad? ¿Qué papel juegan nuestras pasiones y curiosidades en nuestras elecciones de vida?
Te invito a reflexionar sobre tu propia elección de carrera. ¿Qué factores influyeron en tus decisiones? ¿Fue una pasión de la infancia, una recomendación de alguien cercano, o quizás un descubrimiento inesperado como el mío? Es importante reconocer que, independientemente del camino que elijamos, cada experiencia nos moldea y nos prepara para el futuro. En mi caso, la carrera no solo me ha permitido desarrollar mis habilidades y conocimientos, sino que también me ha brindado una profunda satisfacción personal al saber que estoy contribuyendo a la preservación de nuestro patrimonio cultural.
Me encantaría conocer sus historias y opiniones. Los invito a dejar sus comentarios y compartir sus experiencias, ya que el diálogo enriquece y nos ayuda a crecer como comunidad. ¡Gracias por leer! ♥︎